NOTA DE PRENSA
1 de diciembre de 2020. Los grupos ecologistas exigen medidas cautelares con la caza al Gobierno de Aragón.
El domingo fue un día muy duro y triste para la conservación del oso pardo en los Pirineos y para los amantes de la naturaleza. Desde hace años los grupos ecologistas vienen advirtiendo y denunciando la inacción y falta de gestión del Gobierno de Aragón, con esta especie en peligro de extinción y en particular con la osa “Sarousse” (*) abandonada a su suerte durante años.
Todo esto ha desembocado en la trágica muerte de la osa “Sarousse” por el disparo de un cazador, en el Pirineo aragonés, en el mismo día que también se ha producido la muerte de otra osa en montañas de Palencia durante una cacería de jabalí. Los sucesos son de una gravedad intolerable para una sociedad avanzada y comprometida con la conservación de la naturaleza.
Por todo ello, desde los grupos ecologistas firmantes pedimos al Gobierno de Aragón la suspensión cautelar de todas las cacerías de jabalí en zonas con presencia de oso por ser las que mayor número de accidentes con osos generan y ser por tanto incompatibles con su conservación. Además, para el resto de prácticas cinegéticas en zonas oseras pedimos una revisión y endurecimiento de los protocolos y requisitos, para que no se produzcan situaciones que pongan en riesgo la conservación de esta y otras especies.
Desde los grupos ecologistas esperaremos los avances en la investigación judicial, reservándonos el derecho si es preciso de presentarnos como acusación particular.
También queremos puntualizar sobre los antecedentes y circunstancias en que se han producido, con la más que discutida autorización de la caza como actividad esencial durante el confinamiento del resto de la sociedad durante la emergencia sanitaria por COVID19.
La caza en Aragón desde hace varios años posee una falta de control y vigilancia manifiesta, que desemboca en hechos tan desafortunados como la muerte de “Sarousse”.
Cientos de cazadores con sus armas recorren cada fin de semana los montes de la región sabedores de que la administración carece de medios y personal suficientes para vigilar el cumplimiento de la normativa en cada territorio, inclusive en los espacios naturales protegidos. La práctica cinegética se sigue autorizando y justificando, sin ninguna base científica, como actividad esencial para el control de “plagas”de herbívoros en todo el país, causando la muerte de miles de estos y otros animales silvestres, base de la dieta de pequeños carnívoros y aves rapaces, a menudo también victimas de “accidentes y confusiones” por parte de los cazadores.
El Gobierno de Aragón no protege las especies amenazadas.
En el caso del oso pardo, hemos denunciado reiteradamente en los últimos años la grave irresponsabilidad e inacción del actual titular del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio ambiente, Joaquín Olona, obstaculizando y dilatando sine die la aprobación de un Plan de Recuperación y Conservación de esta especie. Este es un instrumento legal imprescindible para articular medidas eficaces que ayuden tanto a lograr la restauración de una población viable de oso pardo en territorio aragonés, como para prevenir, reducir y compensar adecuadamente los daños que pueda causar a la ganadería extensiva.
Máximo rigor e independencia hasta la aclaración del caso.
Las investigaciones deben realizarse con cautela y en profundidad por organismos expertos e independientes de toda presión mediática o política hasta lograr su esclarecimiento, respetando la presunción de inocencia tanto del cazador como de la víctima, en este caso una osa adulta que se había asentado en la Ribagorza desde hace casi 15 años, sin dejar descendencia. Varias organizaciones nacionales y aragonesas estudian personarse en la causa judicial así como otras medidas para exigir responsabilidades.
Un daño incalculable al patrimonio natural de los aragoneses.
Más allá del coste que para las arcas públicas supone anualmente necesaria verificación y compensación justa de daños causados por “Sarouse”, y los ingresos percibidos por los ganaderos de la zona para compensar tales daños y conciliar su presencia, la desaparición de la osa echa por tierra varias décadas de intenso trabajo y fondos nacionales y europeos invertidos en el mejor conocimiento de su biología, el seguimiento de sus desplazamientos, la eficacia de las medidas más adecuadas para el manejo del ganado y la ordenación de los recursos de su hábitat.
Estos son elementos claves y esenciales para la inminente, natural e irreversible llegada del oso pardo a territorio aragonés desde las poblaciones asentadas en Valle de Arán y Alt Pirineu. Además, y a pesar de no haber dejado descendencia, quizás por encontrarse muy alejada de otros congéneres, la muerte de “Sarousse”acaba con la expectativa, al menos a corto plazo, de la recuperación de un núcleo reproductor en este sector estratégico del Pirineo.
(*) La osa “Sarouse”nació en Eslovenia en 1999,y fue introducida o liberada en el Pirineo francés el 21 de agosto de 2006 en la comuna de Arbas, a casi 100 km del valle de Bardají, donde ha resultado muerta el 29 de noviembrede 2020 durante una cacería.
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